No actualizaba el blog desde el pasado verano, que pasé escribiendo entre un garaje, una sala de pachinko y una playa de Fukui porque escribir en un blog requiere una dosis especial de energía, que a veces resulta incompatible con la plena introspección en un mundo ajeno al mío. Reviso viejas fotos, entre ellas, la de mi improvisado escritorio en busca de un tema, pero todo lo llena la vida de fantasía que he creado, ladrillo a ladrillo, desde la nada. Y no tendría sentido hablar de el hasta que el edificio de palabras esté construido.
18 diciembre 2014
11 julio 2014
Esperando al Sr. Neoguri
Mañana o pasado pasa por aquí la bestia que corre a doscientos cuarenta kilómetros por hora y que desde el satélite parece el propio ojo del infierno. Estoy con mi pipa en la sala de pachinko, frente a mi cuadernillo de notas, un café horroroso y mi mechero amarillo. Una señora que no llega al metro y medio que tiene por lo menos doscientos años con un cestillo de boniatos en una mano, y un paraguas a topos rosa en la otra va y suelta : Si tiene solución ¿para que preocuparse? Si no tiene solución ¿Para que preocuparse?
Me callo, y por pundonor, espero sonriente al tifón Neoguri procurando no ser menos que Shuoko.
01 junio 2014
Augusto
Hoy fotografié a un payaso Augusto y me identifico profundamente con el: Es uno de los pocos que aún tocan la trompeta a corazón abierto y con la cara pintada de blanco.
09 enero 2014
El antídoto

Desde que inventé en el plano teórico a la tierna edad de cinco años, un sistema para volar en bicicleta usando globos de colores mi vida se ha basado en el desarrollo de proyectos realizables e irrealizables.
Siempre estoy escribiendo o rodando uno mientras otros están a la sombra de una libreta de bolsillo o en el limbo de una carpeta de correo: De todos ellos, los que más me gustan independientemente de su grado artístico son los que tienen que ver con reírse.
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