Lo que me preocupa sobre todo es el aterrizaje. Normalmente imagino que hay un fallo eléctrico o que una pieza de la turbina explota.

Las jaula de fumadores son escondrijos interesantes. Me fumo un Churchill a la salud de Mr. Idem.

Menos dos grados centígrados y es octubre.

Cacahuetes dulces, salados, máquina de te, albornoz y zapatillas.

Me pierdo la presentación para caminar un rato por la ciudad. Llevo días de encierro en España a causa del trabajo y estoy ansioso por caminar sin rumbo fijo.

Varsovia está llena de cafeterías. Aprovecho el tiempo muerto en el hotel para fumarme el otro Churchill, repasar un guión y dibujar narices.

Las narices, en Polonia, suelen tener una inclinación ascendente de 30º.

Me viene a buscar un intérprete y oculto el cuaderno con el guión y las narices. Me llevan a un edificio enorme, que es donde se presenta Fiesta.

Allí están las otras películas a competición. Tendré al día siguiente algunas horas para ver películas.

Me voy a la cafetería mientras proyectan Fiesta por que me la sé de memoria y estoy hasta las narices de ella. Luego se hace una charla donde el intérprete procura traducir mis respuestas a lo que se comenta. Los polacos aman las palabras sin vocales como qwrtysfzg o kjdswzy.

Me marcho en cuanto puedo y me pierdo por las calles de Varsovia. En un chiringuito descubro de nuevo ¡La Mirinda!

Me vienen a buscar y me llevan a una fiesta donde se reúne todo el mundo. El cámara loco Piotr me descubre los secretos del vodka polaco Wyborowa. El mejor del mundo.

El vodka polaco es el mejor del mundo.

Es el mejor. El vodka Polackya.


A la mañana siguiente me levanto con un RESACÓN tremendo. Es el vodka, que causa efectos hasta dos días después. Realizo una entrevista en directo con la radio nacional polaca en estado de parálisis mental.

Regreso al hotel. El vodka polaco es el mejor del mundo.


Aprovecho las horas de avión para revisar un rato ese tratamiento que nunca se acaba pero que tengo que filmar la próxima primavera.

Las jaula de fumadores son escondrijos interesantes. Me fumo un Churchill a la salud de Mr. Idem.

Menos dos grados centígrados y es octubre.

Cacahuetes dulces, salados, máquina de te, albornoz y zapatillas.

Me pierdo la presentación para caminar un rato por la ciudad. Llevo días de encierro en España a causa del trabajo y estoy ansioso por caminar sin rumbo fijo.

Varsovia está llena de cafeterías. Aprovecho el tiempo muerto en el hotel para fumarme el otro Churchill, repasar un guión y dibujar narices.

Las narices, en Polonia, suelen tener una inclinación ascendente de 30º.

Me viene a buscar un intérprete y oculto el cuaderno con el guión y las narices. Me llevan a un edificio enorme, que es donde se presenta Fiesta.

Allí están las otras películas a competición. Tendré al día siguiente algunas horas para ver películas.

Me voy a la cafetería mientras proyectan Fiesta por que me la sé de memoria y estoy hasta las narices de ella. Luego se hace una charla donde el intérprete procura traducir mis respuestas a lo que se comenta. Los polacos aman las palabras sin vocales como qwrtysfzg o kjdswzy.

Me marcho en cuanto puedo y me pierdo por las calles de Varsovia. En un chiringuito descubro de nuevo ¡La Mirinda!

Me vienen a buscar y me llevan a una fiesta donde se reúne todo el mundo. El cámara loco Piotr me descubre los secretos del vodka polaco Wyborowa. El mejor del mundo.

El vodka polaco es el mejor del mundo.

Es el mejor. El vodka Polackya.


A la mañana siguiente me levanto con un RESACÓN tremendo. Es el vodka, que causa efectos hasta dos días después. Realizo una entrevista en directo con la radio nacional polaca en estado de parálisis mental.

Regreso al hotel. El vodka polaco es el mejor del mundo.

Regreso al avión. Me pregunto por qué en un viaje de Varsovia a Madrid nos indican como ponernos los chalecos salvavidas. Entre Madrid y Varsovia NO HAY AGUA. El vodka polaco es el mejor del mundo.

Aprovecho las horas de avión para revisar un rato ese tratamiento que nunca se acaba pero que tengo que filmar la próxima primavera.
